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lunes, 21 de julio de 2014

Diario de una lectora (X): Una reflexión brevísima sobre La víspera de Rodrigo Olay

(Nota al vago: Rodrigo Olay no es solo el entrevistador personal de Gonzalo de Berceo, ni el metrónomo de Garcilaso). 








Quien lea el primer y el último poema de La víspera de Rodrigo Olay, y no sienta su paralelismo terrible, el caer en la cuenta, y el miedo, podrá decir que Rodrigo Olay es sólo un poeta audaz. 

Quien lea el verso final de "Palabras a la hija que algún día tendré", y siga pensando en la destreza en los sonetos precedentes, en el ritmo perfecto, y en el caudal de recursos, nunca comprenderá ese: "Porque allí yo ya no podré ayudarte".

Quienes lo hagan, quienes logren ver la emoción enorme de este poemario, encontrarán de verdad al p-o-e-t-a.



***


Cada cinco de enero.
La última semana de colegio.
La noche antes de un viaje.
Todo viernes.
La tarde del ya lo verás mañana.
Hasta un libro de texto el día que lo compras.
Un sobre sin abrir.
El primer paso fuera del hotel.
Navidad en verano.
El instante en que sabes que se va a desnudar.
Un regalo aún envuelto.
La victoria, tan limpia, sobre el mapa.
Los besos, cuando no eran para ti.
Y peor todavía:
lo que quisiste ser.
                              Ahora compara.  


Rodrigo Olay, "La víspera" (La víspera, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014)

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